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profesión trovadoresca y su amor a la Gaya ciencia. La conversión a Dios le sorprendió escribiendo
una vana canción para debelar la virtud de una dama bien amada, como l mismo confiesa y se halla en
sus dos biografas coetneas, la Vita, de que se conservan dos códices, latino y cataln, y las miniatu-
ras, o biografa plstica del Breviculum, conservado en Karlsruhe. Como San Francisco (cuyo discpulo
fue Ramón Lull, hasta el punto de que Chesterton ha dicho de l que fue el franciscano ms autntico)
Todos los das vemos, Seor, que los juglares van como locos y como em-
bebidos; y, no obstante, es tan grande su astucia que ajustan muchos dineros
que arrancan de las gentes necias. Por esto son muchos los que hoy toman hbi-
to de juglara y aun de bobera5 con el fin de enriquecerse rpidamente. Esto
que sucede me causa gran maravilla, sobre todo no hallando a quien, por ama-
ros, loaros y ganar de Vos la gloria, vaya cómo loco de amor a las cortes de los
reyes y de los altos barones, cantando y reprendindoles si no cumplen vues-
tros mandamientos.
Mucho me maravilla, Seor, que no pueda explicarme cómo un mundo tan
vil y mezquino como el que no es perdurable y que es tan pobre en todo valor,
haya ms juglares y ms loadores que Vos, Seor mo, que sois perfectsimo,
eternal y cumplido en todo bien.
Y es, Seor, que observando a los juglares que son en este mundo, veo que
ya llenan las tierras; y aun cuando el hombre es juglar para s mismo, para ala-
barse y satisfacerse.
Mas, Seor, vuestros fieles juglares son tan pocos que pasan inadvertidos
entre las gentes.
Oh, Seor, fuerte sobre todas las fuerzas! Seor poderoso sobre todos los poderes!
Los prncipes y grandes de nuestro tiempo colman de ddivas a los que les
adulan y alaban; y sta es la razón porque existen tantos juglares.
Y pues que Vos, Seor, sois tan bueno y tan generoso concediendo tan
grandes y tan nobles dones... cómo puede explicarse que no tengis mejores
loadores que los hombres vanagloriosos de este mundo?... Cómo puede ser
que el hombre no estudie y se afane ms en ser vuestro juglar, que Os bendiga,
adornando e iluminando el lenguaje, con el fin de alabaros entre las gentes?
fue Juglar de Cristo en medio de las muchedumbres, as Ramón Lull quiso ser y fue Juglar de Valor,
porque as lo exiga su oficio de Procurador de infieles.
5
Camino de Viena, donde acuda Ramón Lull para negociar en el Concilio el establecimiento de colegios
misionales de lenguas, halló a un canónigo o clrigo bonvivant que tambin acuda al Concilio con otros
fines muy distintos, cuales eran los de obtener prebendas que llegar a sus sobrinos y enriquecer a su fami-
lia. Trabaron conversación, y al ver que Ramón Lull intentaba disuadirle de sus vanos propósitos y ganar-
le para la causa del apostolado, el clrigo, que sólo crea positivo las riquezas, le dijo: Ya saba yo, por
haberlo odo muchas veces, que vos erais un visionario. Pero ahora veo que estis loco de remate. Ra-
món Lull contestó que quizs el loco fuese l; pues lo que le deca eran cosas las ms razonables y en
cambio carecan de toda razón las cosas que el clrigo le deca. En el dramtico libro Desconsuelo de
Ramón canta por loco me han tenido muchas veces... Y en el delicioso libro Del Amor y del Ama-
do (el hombre viador y la Sabidura de Dios, el Dios encarnado para salvar a los hombres, es decir, el
Verbum Dei), se hice llamar loco con frecuencia en sus bellsimos versculos: y en efecto, Dime, loco,
preguntaron el Amigo. De quin eres? Respondió: Soy de amor. Quin te ha engendrado? Amor. Dón-
de naciste? En amor. De dónde vienes? De Amor. Adónde vas? Al amor. Dónde ests? En amor. Tie-
nes algo que no sea amor? Tengo culpas y entuertos con mi Amado. Hallaste perdón en tu Amado? Dijo
el Amigo que en su Amado eran misericordia y justicia; y por esto viva entre amor y esperanza. De esta
suerte sublimó al arte de trovar hasta llegar a las ms altas y pursimas cumbres de la mstica.
Porque en verdad, Seor, aquellos juglares son ms juglares de s mismos
que de Vos!
Si todos los juglares que adulan a los prncipes y a los hombres mundanos
alaban las vanidades del mundo y las propias vanidades, tambin por hipocre-
sa Os alaban a veces, para ser ellos alabados de las gentes y para que as pue-
dan conseguir ddivas y placeres temporales.
Yo digo, Seor: Si todos fuesen puestos en una parte, es decir, estos jugla-
res, y en otra parte los juglares nobles que Os alaben y bendicen de corazón,
pocos seran los de sta; es decir, pocos se contaran los que Os alaban y bendi-
cen con pureza de intención y un amor verdadero.
Mas aun dado, Seor, que los juglares verdaderos que Os bendicen son po-
cos frente a los dems juglares mentirosos, vuestros juglares londoos valen
mucho ms que stos, por muchos y aplaudidos que sean.
Ms vale, Seor, la alabanza de un juglar verdadero que todas cuantas ala-
banzas pueden tributar los juglares mentirosos. Porque el hombre que alaba
mintiendo, que adula, en realidad no alaba, sino que desalaba. Ni honra al loa-
do; sino que le deshonra.
Oh, Seor Dios verdadero, que iluminis las ambiciones nobles de los cristianos de
fe verdadera y de buenas obras!
Quisiera ver, Seor mo, juglares que vayan andariegos por las plazas de
los castillos y a las cortes de los reyes, de los prncipes y de los altos barones,
enseando la propiedad que existe en los dos movimientos y en las dos intencio-
nes6 y la naturaleza y las propiedades que hay en los cinco sentidos corporales7; y
enseasen tambin las propiedades de las cinco potencias del alma8.
6
Es curioso observar que en este Libre de Contemplació, escrito en los aos siguientes a su conversión
(un captulo cada da durante dos aos) haba ya concebido plenamente su vasto e intenso sistema filosó-
fico, lleno de originalidad. Ideas originales suyas son, por ejemplo, las de la primera y segunda inten-
ción que sostiene firmemente en multitud de exposiciones filosóficas y morales, dedicando a esta doctri-
na un tratado especial (Libre d entenció). En esta doctrina compendia el problema filosófico de la finali-
dad del universo. La primera intención es el plan divino de la ordenación de las criaturas, segn la digni-
dad divina del fin. Es por ende el fin doctrinal de una prodigiosa teleologa universal. Quien por ser libre
puede pervertir el orden de las dos intenciones, con esto pervertir el fin ltimo de las criaturas y de s
mismo. Esta teora se completa con la doctrina de los dos movimientos y consiguientemente con la de
la libertad o del Libre albedro humano. El bien -dice- proviene de cosa existente (divinamente orde-
nado); el mal de cosa no existente. El mal es privación del fin y del orden; y por ende implica perversión.
La libertad reside mayormente en el querer que en el poder y en el saber.
7
Ramón Lull admite Cinco potencias del alma: vegetativa, sensitiva, imaginativa, motriz y racional.
Sólo en el hombre se encuentran las cinco potencias, porque participa del podero de las dems criaturas.
Admite a su vez los Cinco sentidos de la filosofa clsica y a ellos se reducen sus lucubraciones en la
primera poca de su especulación filosófica. Pero luego acepta y defiende un quinto sentido que denomi-
na Affatus (1294), Liber de affatu seu de sexto sensu humano. Afato, dice, es aquella potencia por
la cual el hombre manifiesta su concepción. El fin, pues, de este sexto sentido es manifestar la concep-
ción que se hace dentro de la substancia animada y sensible, que en el hombre tiene lugar o se hace
Cuando los juglares lo aprendan y se adiestren en la sabidura, entonces,
Seor, sern verdaderos juglares en medio del mundo; porque alabarn en ver-
dad lo que es digno de ser alabado, y reprendern lo que es digno de ser re-
prendido.
Pero la gente no sólo no quiere ser reprendida por sus faltas, sino que aun
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