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inteligentes. Esto es una locura. Usted mismo acaba de decir que no muestran el menor
inter�s en comunicarse con nosotros. Muy bien, entonces, �no es �se un signo evidente
de que carecen de toda inteligencia? �Qui�n en esta sala puede decir honestamente que
desea tener a esos cochinos en su propia casa?
Nuevamente estalló un tumulto en la sala de conferencias. Todos se volv�an para
discutir y preguntar, no solamente a Lattimore, sino entre ellos mismos. Finalmente, la
voz de la se�ora Warhoon se destacó en aquel marem�gnum.
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 Siento una gran simpat�a hacia su postura se�or Lattimore, y me alegro de que
haya venido a participar en nuestra reunión. Pero la breve respuesta que voy a darle es
que, al igual que la vida adopta una multitud de formas diferentes, hemos de esperar que
la inteligencia tambi�n adopte diversos modos de manifestarse. No podemos concebir
otra forma de inteligencia; ello ampliar�a las fronteras de nuestro pensamiento y nuestra
comprensión como nada m�s podr�a hacerlo. En consecuencia, cuando pensamos que
hemos hallado tal inteligencia, debemos asegurarnos de ello aunque el esfuerzo
requerido nos lleve a�os.
 �se es en parte mi punto de vista, se�ora  dijo entonces Lattimore . Si all�
hubiera inteligencia, no nos llevar�a a�os descubrirla. Deber�amos reconocerla sobre la
marcha, en el acto. Incluso aunque apareciese disfrazada de nabo.
 �Cómo juzga usted la presencia de una nave espacial en Clementina?  preguntó
Gerald Bone.
 �Yo no tengo por qu� juzgar nada! Esos grandes cerdos deber�an estar en
condiciones de hacerlo. Si ellos la construyeron, entonces, �por qu� no disponen de
dibujos, planos y descripciones de esa nave, y por qu� no la dise�an cuando se les
entrega papel y l�piz para hacerlo?
 Porque el hecho de que viajen en ella no significa que la hayan construido.
 �Pueden ustedes imaginarse al m�s insignificante y est�pido piloto de un crucero
terrestre, que sea capturado por seres extra�os y que sea incapaz de hacer, por lo
menos, un dise�o general de la nave cuando se le entrega papel y l�piz?
 Y con respecto al lenguaje, �cómo lo considera usted?  preguntó Brebner.
 He disfrutado de veras con sus imitaciones animales, se�or Brebner  dijo
Lattimore, con buen humor . Pero francamente, yo puedo comunicarme m�s
r�pidamente con mi gato que usted con esos dos cerdos.
Ainson habló por vez primera, y lo hizo con agudeza, molesto de que un simple
entrometido se atreviera a ridiculizar su descubrimiento.
 Todo eso est� muy bien, se�or Lattimore, pero creo que pasa usted por alto
demasiadas cosas y con demasiada facilidad. Sabemos que los ETA tienen ciertos
h�bitos que resultan desagradables para nuestros principios humanos; pero tienen
inteligencia, conversan entre s�. Y la nave espacial es un hecho, diga usted lo que diga.
 Tal vez sea un hecho la nave espacial, pero, �qu� relación tienen esos cerdos con
ella? No la sabemos. Pueden ser muy bien el ganado que, como alimento, llevaban
consigo los verdaderos viajeros del espacio. No lo s�, pero usted tambi�n lo ignora; y
evita una explicación plausible. Con franqueza, si yo estuviese al frente de esta
operación, dar�a un fuerte voto de censura al capit�n del  Mariestopes y, particularmente,
al jefe explorador por traer semejante prueba de investigación.
En aquel momento se produjo una especie de inquietante y amenazador mar de
fondo. Sólo los reporteros comenzaron a parecer algo m�s felices. Sir Mihaly Pasztor se
adelantó para explicar qui�n era Ainson a Lattimore. El rostro de �ste se alargó.
 Se�or Ainson, creo que le debo una excusa por no haberle reconocido. De haber
estado usted aqu� cuando comenzó la conferencia, pod�an habernos presentado.
 Desgraciadamente, esta ma�ana, mi esposa...
 Sin embargo, debo sostener firmemente mi anterior exposición. El informe de lo
sucedido en Clementina resulta pat�tico; es una mera obra de aficionados. Ten�an
ustedes un plazo estipulado para el reconocimiento del planeta, el cual hab�a expirado
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cuando encontró usted esos animales junto a la nave espacial, y en vez de partir, seg�n
lo programado, se limitó a disparar sobre ellos, tomó unas tecnifotos de la escena, y
despegó. Esta nave, por cuanto usted sabe, puede ser muy bien el equivalente de un
vagón de ganado. �ste se encontrar�a fuera para revolcarse en el barro, mientras que a
dos millas de distancia, en otro valle, se hallaba seguramente la verdadera nave, con los [ Pobierz całość w formacie PDF ]