do ÂściÂągnięcia ^ pdf ^ ebook ^ pobieranie ^ download
Podstrony
- Strona startowa
- Fiedler, Lisa Mouseheart Bd. 1 Die Prophezeiung der Mäuse
- herodian
- Lois McMaster Bujold 13 A Civil Campaign
- Iain Banks Culture 02 The Player Of Games
- Brenden Laila Hannah 05 Zdrada
- Asimov Isaac Opowiadania
- Linux Administrators Security Gu
- Arystoteles Etyka_Wielka
- Ferrarella Marie Dobrana para
- C.S. Lewis OpowieśÂ›ci z Narnii 7 Ostatnia Bitwa
- zanotowane.pl
- doc.pisz.pl
- pdf.pisz.pl
- wblaskucienia.xlx.pl
[ Pobierz całość w formacie PDF ]
continuas alusiones, se le volvió vivamente:
¿Conoces bien al indio?
¡Hombre! Ya lo creo; lo conozco.
¿Y cómo es?
Suárez quedó perplejo con la inesperada pregunta y dijo tras breves segundos de vacilación:
Es un hombre como los demás; pero más rústico, ignorante, humilde como el perro, más
miserable y más pobre que el mujik ruso, trabajador, laborioso, económico...
...parco, bueno, servicial, comedido, generoso, etcétera, etcétera... ¿no es así? le
interrumpió Pantoja, riendo con sorna. Y añadió en seguida : No; estás repitiendo, como disco
de fonógrafo, todas las majaderías de quienes se dan por defensores del indio, sin conocerlo
bastante, de lejos, por pura sentimentalidad, por snobismo, por lo que quieras, en fin. Y tú no
conoces al indio, por dos razones principales. La primera, porque apenas hablas su idioma; la
segunda, porque nunca has sido propietario. Y todos los generosos defensores de la raza se te
parecen. Todos hablan de memoria, y esos doctores cholos, que con razón te escaman, hasta
discuten con brillo, porque tienen a mano un recuerdo que siempre produce maravillosos
efectos: elevar la voz en defensa de los oprimidos, invocar las eternas teorías de igualdad,
justicia y otras zarandajas de la misma hechura. Pero habla con los patrones y propietarios,
con aquellos que andan en íntimo contacto con los indios, y no habrá uno, uno solo...,
¿entiendes?, uno solo, te digo, que no te jure que no hay raza más difícil, más cerrada a la
comprensión y a la simpatía, más perversa, más solapada, más imposible que esta gran raza
de los incas del Tahuantinsuyo. Los indios son hipócritas, solapados, ladrones por instinto
mentirosos, crueles y vengativos. En apariencia son humildes porque lloran, se arrastran y
besan la mano que les hiere; pero ¡ ay de ti si te encuentran indefenso y débil! Te comen vivo.
Y sábelo ya de una vez. No hay peor enemigo del blanco, ni más cruel, ni más prevenido que el
indio. El indio...
¡Eso es natural correcto, legítimo! le interrumpió con igual viveza Suárez , Porque el
blanco, desde hace más de cuatrocientos años, no ha hecho otra cosa que vivir del indio,
explotándolo robándole, agotando en su servicio su sangre y su sudor. Y si el indio le odia,
siente desconfianza hacia él y hace todo lo humanamente posible para causarle males, es que
con la leche, por herencia, sabe a su vez que el blanco es su enemigo natural y como a
enemigo le trata. Esto, convendrás, es justo y muy humano.
Será como dices y quiero darte la razón; pero ahora ya es otro el problema este nuestro
problema boliviano, el más grande de todos. Ahora el indio sabe, como tú dices, que del blanco
no puede conseguir nada y se estrella contra él indefectiblemente. Yo me río de todos aquellos
que creen hallar el secreto de la transformación del indio en la escuela y por medio del
maestro. El día en que al indio le pongamos maestros de escuela y mentores ya pueden tus
herederos estar eligiendo otra nacionalidad y hacerse chinos o suecos, porque entonces la vida
no les será posible en estas alturas. El indio nos ahoga con su mayoría. De dos millones y
medio de habitantes que cuenta Bolivia dos millones por lo menos son indios, y ¡ay del día que
esos dos millones sepan leer, hojear códigos y redactar periódicos! Ese día invocarán esos tus
principios de justicia e igualdad y en su nombre acabarán con la propiedad rústica y serán los
amos...
Y eso será justo, después de todo... quiso interrumpir Suárez.
¿Justo?... No sabes lo que dices. En un comienzo, cuando las tierras casi no tenían valor y
se hicieron expropiaciones por la fuerza, se cometieron abusos y hasta crímenes, ciertamente
pero hoy cada propiedad representa un precio legítimo, porque día a día, en el curso de
muchos años, han ido ganando valor con sucesivas transformaciones.
Suárez le volvió a interrumpir, negando enérgicamente con la mano:
¡Eso no es verdad! Las haciendas de la puna no han recibido ningún impulso de los
propietarios y permanecen hoy tal como salieron de su poder...
Muy bien, concedido. Pero al pasar de manos de los indios a las de los blancos cada uno ha
[ Pobierz całość w formacie PDF ]